Pero algo iba a salir mal esa noche. Lautaro no tuvo en cuenta el frío gélido que reinaría esa noche en la superficie terrestre y se calzo el traje veraniego, ese que no usaba desde el ´93, temporada en la que tuvo que rescatar un millar de pingüinos que se habían quedado de paso por el golfo de México, rumbo a las Malvinas.
Esa noche la llamada provenía de un bar ubicado en cercanias de las orillas del Limay, allí un personaje se exhibía pretendiendo ser el famoso Jorg Archibaldo, quien solía en sus épocas de apogeo andar con un sobretodo largo hasta los talones y al encontrar a alguna transeúnte-victima desprevenida se lo abría exhibiendo toda su mercancía.
Ya cuando emprendió el viaje hacia el bar, Lautaro sintió algo de frío en los talones y recordó lo que decían los paisanos desde río Colorado para abajo “en cuanto se te enfrían los pies, en el resto del cuerpo seguro sentís frío”.